El té, más que una bebida

Sep 28, 2014 4 Comments in alimentos
El té, más que una bebida

Hace poco se presentó en Barcelona, en el congreso Europeo de Cardiología, un estudio sobre los efectos del té y el café que demuestra que su consumo no perjudica el corazón y no aumenta las posibilidades de padecer una enfermedad cardiovascular ni de cáncer ni de otro tipo de enfermedad.

Además, los investigadores descubrieron que los bebedores de café tienen más riesgo cardiovascular pero no es debido al café, si no al tabaco. Las personas que toman mucho café fuman y tienen un estilo de vida menos saludable. Los consumidores de té tiene menos factores de riesgo cardiovascular, porque parece ser que tienen un estilo de vida más saludable. Y es esto lo que me ha hecho escribir este post ¿es el té, mucho más que una bebida?

Se ha asociado el consumo regular de té verde en la población japonesa, con una mayor longevidad y menor incidencia de cáncer. Es el consumo de té en si mismo, con sus múltiples beneficios para la salud o todo lo que implica en cuanto a estilo de vida la ceremonia del té. La ceremonia del té, es una forma ritual de preparar té verde, influenciada por el budismo zen. Armonía, reverencia, pureza y calma son los cuatro elementos que la representan.

La ceremonia del té tiene un especial significado en diversas culturas asiáticas, el té es mucho más que una bebida. En occidente el ejemplo de la pasión por el té lo encontramos en Inglaterra. En España el café aun gana la partida a esta infusión pero cada vez tiene más adeptos. Es la bebida más consumida en el mundo, después del agua.

Aunque en Europa no exista la cultura de la ceremonia del té, su consumo va asociado a tranquilidad, calma, relax y descanso, se necesita tiempo para prepararlo y beberlo, sin duda pertenece al movimiento slow  food.

A partir de las hojas frescas de Camellia Sinensis se elaboran las distintas variedades de té. Las diferencias en el procesado les confieren propiedades organolépticas diferentes a cada tipo de té.

Té negro. Para elaborar esta variedad las hojas de té pasan por un proceso de oxidación, lo que lleva a tener el nivel más alto de cafeína de todos los tipos de té. Es de color pardo-rojizo-negro. Su infusión es amarga y astringente.

Té verde. En su proceso de elaboración no se fermenta, manteniendo sus antioxidantes naturales. Es de color verde dorado, amargo, refrescante y aromático.

Té rojo. Es un té fermentado durante largo tiempo, en barricas de roble. Es de color cobrizo, rojo oscuro y de sabor terroso.

Té blanco. En este tipo de té se utilizan sólo los brotes, no las hojas. Los brotes están cubiertos de un vello blanco (de ahí su nombre) y se secan artesanalmente al sol, preservando todo el sabor. Es el que aporta más antioxidantes y menos cafeína. Es muy suave.

Té Oolong. Experimenta como el té negro un proceso de oxidación, pero en este caso es corto. Es de color ámbar y con aroma afrutado.

El té ha captado la atención de numerosos investigadores por su elevado contenido en flavonoides y sus demostrados beneficios para la salud.

Los flavonoides, son compuestos orgánicos presentes en el té con propiedades antioxidantes. Miles de flavonoides están repartidos por todo el mundo vegetal y muchos de ellos tienen funciones antioxidantes. Se ocupan de proteger a las células del daño causado por los radicales libres. Los radicales libres son moléculas inestables que pueden dar lugar a alteraciones en las membranas celulares, originando problemas de salud crónicos como enfermedades cardiovasculares, cáncer, inflamaciones, enfermedad de Alzheimer entre otras.

Durante mucho tiempo los herbolarios orientales han alabado las propiedades curativas del té, recomendando para el tratamiento de muchas dolencias. Hoy, parece que los científicos occidentales van reconociendo sus virtudes médicas.

Según diversos estudios los antioxidantes del té, podrían ayudar en la detención de la progresión de ciertos tipos de cáncer. Los mecanismos propuestos para explicar este beneficio se basan en el efecto de los flavonoides sobre la reducción de los factores de crecimiento celular.

El té es un excelente diurético, ayudando al riñón a eliminar toxinas.

Hay investigaciones, sobre el consumo de té en pacientes con enfermedad coronaria y parece que mejoraría la función de los vasos sanguíneos.

El té también parece que puede ser eficaz en el control de peso, porque se cree que estimula la termogénesis, está propiedad puede ser debida a la interacción entre su alto contenido en antioxidantes y cafeína.

También aporta beneficios para nuestra salud mental, reduce los niveles de stres y mejora el estado de ánimo. Como todas las bebidas con cafeína mejora la capacidad de atención y concentración, ayuda a despejar la mente.

A pesar de su contenido en cafeína es una bebida muy hidratante, porque es agua en un 98%.

Una taza de té aporta alrededor de 200 mg de flavonoides y 30 mg de cafeína (una taza de café 85 mg).

Una taza de té, nos aporta sustancias capaces de reforzar las defensas de nuestro organismo frente a diferentes enfermedades, pero además nos aporta sabor y color. Para que el té aporte sabor tiene que estar bien hecho y por ello voy a explicaros como se hace un té.

Es muy fácil encontrar un café bueno, en casi cualquier cafetería o restaurante, pero un té no se porque es más difícil. Soy consumidora de té casi siempre con limón, y me lo han preparado de las formas más extrañas, con agua tibia, con el limón dentro del agua y la bolsita en el plato, de muchas maneras que en la gran mayoría de ocasiones lo han estropeado.

Lo ideal es utilizar hojas sueltas en vez de las bolsitas comerciales, pero si la bolsa es de buena calidad puede utilizarse, es mucho más práctico, aunque el sabor es mejor con las hojas sueltas.

El té contiene un 98% de agua, así que su sabor está muy influido por el agua que empleamos para prepararlo. El agua mineral embotellada es la mejor opción.

Poner el té en el filtro de la taza o de la tetera. Una cucharadita por cada taza, si lo preparas en tetera añadir una medida más. Lo mismo para las bolsitas.

Verter el agua caliente sobre las hojas. La temperatura del agua y el tiempo de infusión dependen de cada tipo de té. El agua nunca tiene que hervir. Cuando se cumpla el tiempo de infusión retirar el filtro (de 2 a 7 minutos dependiendo del tipo de té).

A una taza de té se le puede añadir leche o limón. El té negro es el mejor para añadir leche, no es aconsejable en los otros porque el sabor cambia mucho. Lo mejor sería prescindir de añadir leche al té porque las propiedades antioxidantes disminuyen. Es debido a que las proteínas de la leche (caseinas) interactúan con el té bloqueando los flavonoides. También se le puede añadir limón, sobre todo al té negro y al verde, de este modo se acentúa su acidez y se añade una nota cítrica y fresca. El limón aclara el color del té.

Espero que todo esto os anime a probar una buena taza de té. A los que bebéis té, ¿os pasa cómo a mi?, que casi nunca encuentro un buen té fuera de casa.

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