Espárragos blancos, ya casi se acaban

May 23, 2020 0 Comments in alimentos
Espárragos blancos, ya casi se acaban

La estación de los espárragos blancos es muy corta, ya casi se está acabando. Pero aún podemos encontrar en los mercados. Yo en este confinamiento he comido un montón de esparrágos blancos, me encantan y son muy saludables. Son blancos porque se cultivan  cubriéndolos de tierra y cortándolos bajo el suelo, al revés que los espárragos verdes que toman el color con la exposición a la luz.

Contienen vitaminas C, E y betacarotenos, potasio, calcio y magnesio. Son muy diuréticos , ricos en fibra que nos ayuda a combatir el estreñimiento y tienen muy pocas calorías 25 kcal por cada 100 g.

El espárrago da un fuerte olor a la orina. Es debido a una sustancia llamada ácido asparagúsico, que al ser metabolizada por nuestro organismo produce una sustancia de desecho que contiene azufre, llamada metanetiol que es la que produce el olor y es pariente cercana de la esencia de mofeta. La genética influye en la producción y la detección del olor. La mayoría de personas, pero no todas, producen metanetiol después de comer espárragos y solo el 40% de las personas son capaces de reconocer el olor en la orina.

El espárrago blanco es muy rico en lignina y más fibroso que el verde por ello hay que pelarlos muy bien de la punta al tallo antes de cocinarlos, también hay que cortar la parte inferior 2 o 3 dedos porque es muy dura. Al comprarlos deben estar rígidos, lisos y brillantes. Cuanto más gruesos más buenos.

Se pueden cocinar al vapor o hervidos. Yo los hiervo siguiendo la receta de Nandu Juvany, con agua sal y azúcar. Por cada litro de agua 10 gramos de sal y 5 de azúcar, hervir durante 10 a 12 minutos según el grosor del espárrago y dejar enfriar en la misma agua.

Se pueden aliñar con mayonesa, salsa holandesa, aceite o mantequilla y limón con lo que queraís están buenísimos.

…toda la noche , después de una cena en la que había comido (espárragos), jugaron (líricos y groseros en sus juegos como las hadas del Sueño de Shakespeare) a transformar mi orinal en un jarrón de perfume aromático.

Marcel Proust, En busca del tiempo perdido.

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