Saborear la calma: slow life, slow food

Jun 9, 2016 0 Comments in Estilo de vida
Saborear la calma: slow life, slow food

Slow life, slow food. Son conceptos que cada vez se escuchan más y definen una forma de vida que está ganando protagonismo. Un movimiento cultural internacional que nació para desacelerar a las sociedades, con el objetivo de que las personas vivan con más calma, saboreen placeres como pasear, comer o relajarse y den prioridad a actividades que favorezcan su desarrollo personal.

Aplicado a la alimentación, este movimiento recibe el nombre de Slow food, cuyo propósito es rechazar la estandarización del gusto en la gastronomía y potenciar una alimentación consciente. El Slow food promueve recuperar las comidas tradicionales en compañía de otros, así como tener en cuenta la procedencia de las  materias primas, que éstas se produzcan de forma respetuosa con el medio ambiente y el modo de cocinarlas.

Si nos detenemos a analizar donde nos encontramos hoy, es fácil comprender la fuerza que está tomando el movimiento slow: sociedades donde el tiempo se ha apoderado de las personas, las tecnologías permiten acelerar procesos y trabajar a todas horas, la salud y la alimentación parecen haber pasado a un segundo plano y el objetivo principal es producir.

No obstante, hay que remarcar que el movimiento slow no promueve la pasividad sino evitar que el hecho de poder hacer cualquier cosa en cualquier momento, nos lleve a pensar que debemos hacer cosas a todas horas. Los partidarios de éste animan a la actividad, pero a ser selectivos en la actuación y plenamente conscientes de cómo invertimos nuestro tiempo.

Los orígenes del movimiento Slow

El movimiento slow no está organizado ni controlado por una organización como tal, y se mantiene por individuos que constituyen la comunidad global slow, actualmente en auge. Ya desde la Revolución industrial se han producido varias manifestaciones vinculadas a éste.

Pero sin duda, uno de los momentos clave de esta filosofía de vida, fue en 1986, cuando en Italia, se abrió una filial de McDonald’s en la Plaza de España de Roma y, como símbolo de rechazo, varios periodistas locales celebraron un largo festín.

Con este acto protestaban contra la comida Fast food e industrial y reivindicaban una forma de alimentarse más consciente, basada en productos naturales, platos locales y en el disfrute sin prisas.

El mismo año Carlo Petrini fundó la asociación Slow Food en Bra, (provincia de Cuneo, Italia) con el objetivo de preservar el futuro de la alimentación y, actualmente, el movimiento ya está presente en más de 150 países de los 5 continentes y cuenta con más de 83.000 socios.

Además en el 2004, la FAO reconoció oficialmente a Slow Food como organización sin ánimo de lucro e instauró con ella una relación de colaboración.

La entidad agrupa a gastrónomos, productores, procesadores y comerciantes y organiza reconocidas ferias de alimentación de Italia, como el Salón del Gusto o Cheese. Por otro lado, lleva a cabo proyectos para proteger productos alimenticios locales amenazados de extinción.

El movimiento Slow no termina aquí. A su alrededor están surgiendo otras corrientes como el Slow fashion, que significa” moda lenta”, un movimiento de moda que agrupa la moda eco, sostenible, verde y ética; o el Cittaslow, que significa “ciudad lenta” y propone mejorar la calidad de vida en las ciudades evitando la homogeneización, la globalización, y promoviendo la diversidad cultural.

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