Microbiota y salud

Oct 14, 2014 8 Comments in salud
Microbiota y salud

Desde hace años se sabe que la flora intestinal desempeña un papel importante en la salud digestiva, investigaciones recientes han descubierto su gran riqueza biológica y la importancia que tiene para nuestra salud. Los desequilibrios en la microbiota intestinal, están relacionados con muchos tipos de enfermedades que no tienen nada que ver con el sistema digestivo.

El cuerpo humano está colonizado por un gran número de microbios, denominados colectivamente como microbiota humana. La composición de microorganismos que habitan en el intestino se denomina microbiota intestinal. El intestino humano alberga una enorme cantidad de microorganismos, aproximadamente unos 100 billones de bacterias con una gran biodiversidad (de 500 a 1000 especies distintas).

La mirobiota se crea en la primera etapa de la vida. El tipo de parto, el entorno bacteriano en el momento del nacimiento, la microbiota de la madre, la alimentación, la raza y la higiene van a definir la naturaleza de la microflora intestinal. El feto en el útero es estéril y la exposición a microorganismos empieza en el momento de nacer, al pasar a través del canal del parto o exponerse a los microbios presentes en el entorno. Los bebés nacidos por cesárea tienen una microbiota diferente a los nacidos con parto vaginal. En una primera etapa, la alimentación es el principal factor que influye en la composición de la microbiota. La flora intestinal de los lactantes alimentados con leche materna se diferencia claramente de la de los lactantes alimentados con biberón. Es muy importante ir introduciendo los alimentos en el niño de forma correcta y que su alimentación sea muy variada. Cualquier alteración en los hábitos alimentarios puede conllevar variaciones en la microbiota. La flora intestinal es madura y estable a los tres años.

La microbiota se comporta como un órgano con intensa actividad metabólica. Entre sus funciones destacan:

–  sintetiza y suministra nutrientes, como ácidos grasos de cadena corta, vitaminas y aminoácidos. También favorece la absorción de calcio y hierro.

– funciones de protección. Previene la invasión y el crecimiento de microorganismos dañinos.

– Desempeña un papel esencial en el desarrollo del sistema inmune. Los animales estériles no son capaces de defenderse de forma efectiva contra las infecciones. La estructura y función de todos los componentes de defensa  depende directamente de los microorganismos de la piel, las mucosas y sobre todo el intestino. El 70% de nuestras células inmunes vive en el intestino.

– Genera productos hormonales que influyen en nuestro cerebro y nuestro comportamiento. El aparato digestivo es nuestro segundo cerebro porque las bacterias intestinales influyen en nuestra bioquímica cerebral, modulando nuestras ideas y acciones. El 90% de la serotonina se sintetiza en el intestino y más de 100 millones de neuronas que conectan con el cerebro viven en el intestino.

Hay diversas causas que provocan desequilibrio en la flora intestinal, produciendo cambios en su composición o en su función metabólica.

– tóxicos como el tabaco, alcohol o la contaminación ambiental.

– factores intrínsecos, como déficit de ácido clorhídrico, déficit de enzimas, diarrea o estreñimiento, envejecimiento, stres.

– ciertos medicamentos, principalmente los antibióticos. Los antibióticos producen cambios en los patrones de la microbiota (afectan a la biodiversidad) y cambios metabólicos que afectan a sus funciones. Los cambios pueden  ser revestidos al acabar el tratamiento, pero en algunos casos son irreversibles.

– y sobre todo una dieta pobre en fibra, probióticos, vitaminas y minerales y rica en grasas y azúcares.

Actualmente se dispone de estudios que relacionan los desequilibrios de la flora intestinal con múltiples enfermedades. Hay datos que demuestran que personas con determinadas patologías tienen una microbiota diferente a la de las personas sanas. Estas son algunas de las muchas enfermedades que pueden estar relacionadas con las alteraciones en la flora intestinal:

– alergia y asma.

– patologías digestivas. Enfermedad inflamatoria intestinal, colon irritable, malabsorción, dolor abdominal, distensión, diarrea, estreñimiento.

– Infecciones de repetición, como amigdalitis, otitis y cistitis.

– Enfermedades autoinmunes.

– Atopia.

– Intolerancias alimentarias, como la enfermedad celiaca.

– Cáncer de colon.

– Obesidad y diabetes tipo 2.

– Ansiedad, stres, anorexia nerviosa.

Los síntomas de desequilibrio son muchos y muy variados. La flora intestinal es un ecosistema complejo, con el que mantenemos una relación de simbiosis. Es un factor decisivo tanto para la salud como para la enfermedad.

Para mantener una flora intestinal saludable, es muy importante la alimentación, los probióticos y los prebióticos.

La dieta es clave para preservar la microbiota, ya que al comer y digerir estamos alimentando a nuestras bacterias y por lo tanto influyendo en su diversidad y composición. La dieta debe ser rica en fibra, procedente de diferentes alimentos, para ayudar a tener una flora con más biodiversidad. Tres piezas de fruta y dos platos de verduras y hortalizas al día son las raciones recomendadas para una dieta rica en fibra. Además debe complementarse con legumbres, cereales integrales, frutos secos y productos lácteos fermentados que contengan probióticos.

Los probióticos son microorganismos vivos, que cuando se administran en cantidades adecuadas, pueden aportar un beneficio para la salud, ayudan a mantener la diversidad de especies y por tanto a que la flora intestinal realice sus funciones. Se encuentran en alimentos como el yogur, la leche fermentada, el miso, las bebidas de soja y en suplementos alimentarios.

Un prebiótico es la parte no digerible de un alimento, que cuando llega al intestino grueso se fermenta, son el alimento de las bacterias intestinales. Se encuentran naturalmente en gran variedad de alimentos ricos en fibra como, las frutas, verduras, legumbres, trigo y cerales integrales.

Una vez más se cumple el refrán de somos lo que comemos, al menos en lo que a composición de la microbiota se refiere.

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